"Las Alergias: El Conflicto De La Memoria"




Se suele considerar que las alergias son reacciones de carácter defensivo que un organismo utiliza para combatir la invasión de algo que considera perjudicial y peligroso.

Pero parece ser que no existe alergia sin un conflicto inicial. De forma muy simplista podríamos decir: “Si sufrimos un trauma en el momento que pasa una vaca, entonces desarrollaremos una alergia a las vacas; pero si, en el momento del trauma, estamos comiendo una naranja, seremos alérgicos a las naranjas”.
Sin tener conciencia de ello, registramos las circunstancias que rodean al trauma, y cuando estas vuelven a presentarse más tarde provocan lo que llamamos “alergia”

-Parece muy simplista. Necesito ejemplos para aclararlo…
Una madre deja de amamantar a su bebé y comienza a alimentarlo con leche de vaca; el niño por la circunstancia que sea vive mal la separación del pecho materno ya que pierde el contacto físico con su madre. Después, cada vez que el niño se encuentra delante de un vaso de leche, su memoria vuelve a encontrarse con el “conflicto de separación” y revive el trauma que se manifiesta en su piel.

-¿Cómo podríamos explicar los casos de alergia a la leche, cuando nunca tomaron leche materna?
Conozco el caso de una mujer embarazada, que cuando estaba a punto de tener a su hija se cayó en una balsa sin saber nadar. El impacto del acontecimiento provocó que tras el parto se quedara sin leche materna y su hija fue criada con leche de cabra. En la actualidad, esa hija tiene 80 años, y todavía la presencia de la leche de cabra frente a sus ojos le continua provocando vómitos. (La leche de cabra le recuerda la falta de madre)

-Otro ejemplo, por favor.
Un niño que tiene como compañero inseparable de juegos a su gatito, cuando llegan las vacaciones se va a la casa de su abuela (a la que no le gustan los gatos) Es separado de su amada mascota, cosa que vive como un trauma. Puede suceder que a la vuelta de las vacaciones tras volver a ver a su gatito ese trauma vuelva a la superficie, y:

1.- La falta de esas caricias, se exprese a nivel epidérmico…el niño desarrolle un eccema

2.- El niño pasó miedo de que su mascota escapara en su ausencia…el conflicto se vive como una crisis de ahogo, como un asma traqueal

3.- Si sus padres le habían prometido que podía llevarse el gatito e incumplieron su promesa, el niño “se huele” que es algo que puede repetirse en el futuro…esto implica a la nariz y desarrolla una rinopatía

Parece que tomar conciencia de este mecanismo es ya un paso en la solución del conflicto…¡Busquemos nuestras alergias, volvamos a ese momento inicial donde se originó el problema!.

Fuente: La medicina patas arriba. ¿Y si Hamer tuviera razón?.
Plano Creativo: http://planocreativo.wordpress.com/2008/12/21/las-alergias-el-conflicto-de-la-memoria/

¿Desde Qué Parte Del Cerebro Se Controlan Los Aspectos Relacionados Con El Territorio?



Posted: 29 May 2012 08:07 PM PDT
Es el cerebro más primitivo, el reptiliano, el que controla el territorio, el alimento y la descendencia.

Dice Cristóbal Jodorowsky que el dinero proporciona estas tres necesidades básicas y en el momento en el que creemos que nos falta, nos estresamos y nos angustiamos. También puede suceder que vivamos en una familia que asocia el dinero con el pecado, lo que nos dificultará ganarlo y nos estresará de forma crónica.

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El Cerebro Envejece En El Momento En Que Te Adaptas A Una Idea Y No La Cambias

“Uno no puede bañarse dos veces en la misma idea. Sigo el pensamiento de Heráclito que decía que uno no debía bañarse dos veces en el mismo río. Las ideas deben ser como las camisas, que uno se cambia constantemente. No hay que ser fiel con las ideas, ni siquiera con las políticas ni morales ni artísticas ni nada. Hay que usarlas mientras sean útiles y después cambiarlas. Si no, se envejece”.

Alejandro Jodorowsky.

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“Hacemos Cerebro Al Andar…”

Hay un experimento en el que se demuestra que si te dejamos con los ojos vendados, en apenas unos días la parte de la corteza cerebral que normalmente procesa la información visual empieza a procesar la del tacto y la del oído, y aumenta la memoria verbal.

-¿Tan plástico es?
Tanto que ya se ha comprobado que el uso insistente del dedo pulgar por los jóvenes en los teléfonos móviles hace que ahora, cuando mueven ese dedo, se enciende un área mayor del cerebro. Para bien o para mal, toda actividad, toda percepción, cambia nuestro cerebro. Y todo pasa en el cerebro. Si tienes una pancreatitis crónica, puede ser una disfunción cerebral tanto como orgánica, porque el cerebro es un artefacto capaz de automonitorizarse. El resultado es la autoconciencia.

-¿Significa eso que si tuviéramos el suficiente control del cerebro podríamos llegar a autocurarnos?.
El mecanismo seguramente existe, lo que no sabemos es cómo activarlo. El cerebro consume el 20% de la energía que gasta nuestro organismo, y consume casi la misma tanto cuando está muy activo como cuando está en reposo. Yo creo que esta actividad cerebral “por defecto” se dedica a promover mecanismos de defensa para proteger la salud del organismo.

Extracto de una entrevista con Álvaro Pascual-Leone, Publicado en El País.

TEXTOS PARA EL ALMA: YO SOY ARBOL





ÁRBOL

Soy otoño. Soy muerte. Soy resurrección.
Ciclos espirales que atravieso expandiéndome y contrayéndome.
Si algo muere en mí es para que algo nuevo nazca.

¿Quién dijo que hay que fallecer para volver a empezar?
¿Qué viene después? ¿Qué puedo yo suponer desde este presente?

El “deber hacer” es una deuda escondida. Que marca el pulso muerto de la vida.
Todo lo que se estanca se pudre. Todo lo que se pudre contamina. Todo lo que contamina mata en vida.

Mejor dejar morir. Soltar. Desalojar. Aquello que quiere morir en nosotros.

Los árboles dejan morir su piel de hojas. Las despiden. Las dejan volar. Las dejan volver. A ser raíz. A ser suelo. A ser de nuevo.
Desprendo hojas en mi soledad.

Soy árbol. Soy conexión. Soy sagrado.
Suelto. Amo.
Dejo al viento correr en mí.
Dejo a los pájaros posarse, anidar y volver a volar.
Dejo a esas hojas que un día me abrigaron, caerse y desnudarme nuevamente.

Soltar. Saltar. Volver a empezar.
Despejo. Mi corazón.
Despejo. Mi mente.
Despejo. Mis intenciones.
Despejo. Mis memorias.
Despejo. Mis mapas.
Despejo. Mi vida.

Me voy. Me marcho. De lo que ya pasó.
Me anclo. Me abrazo. Siempre en lo que ES.
Me quedo. Cerca. Disponible. Para mí. Para quien me busque. Como un árbol.

Raphaello Crouzeilles

IRA Y TRISTEZA-Osho



La tristeza es ira pasiva y la ira es tristeza activa. Como la tristeza surge con facilidad, la ira parece difícil, porque estas demasiado sintonizado con lo pasivo.

Es difícil para una persona triste estar enfadada. Si puedes encolerizar a una persona triste, su tristeza desaparecerá de inmediato. Será muy difícil para una persona airada estar triste. Si puedes entristecerlo, su ira desaparecerá de inmediato.
 
En todas nuestras emociones continúa la polaridad básica: de hombre y mujer, de yin y yang, de macho y hembra. La ira es masculina, la tristeza es femenina. De modo que si estas en sintonía con la tristeza, es difícil pasar a la ira, pero me gustaría que lo hicieras.
 
 
Hacerla estallar en tu interior no ayudará mucho, porque una vez más buscas algún modo de ser pasivos. No. Sacala, expresala. Aunque parezca una tontería, hazlo. Se un bufón ante tus propios ojos, pero sacala.
 
Si puedes flotar entre la ira y la tristeza, ambas se tornan similarmente fáciles. Tendras una trascendencia y entonces podras observar. Puedes estar detrás de la pantalla y, contemplar estos juegos, para luego ir más allá de las dos. Pero primero debes moverte con facilidad entre ambas, de lo contrario tiendes a estar triste, y cuando uno se siente atribulado, la trascendencia resulta difícil.
 
Recuerda, cuando dos energías opuestas son exactamente iguales, entonces es muy fácil salir de ellas, porque están peleándose y cancelándose y no te hallas sujeto por ninguna. Vuestra tristeza e ira están al cincuenta por ciento, son energías iguales, de manera que se cancelan entre sí.
 
De pronto tenéis libertad y podéis escapar.
 
Osho.

HERMOSA EXPLICACIÓN SOBRE LA MUERTE



Un hombre enfermo se preparaba para salir del consultorio del médico que le estaba examinando y dijo:
"Doctor, me asusta la muerte...dígame que hay al otro lado" 
Muy suavemente el doctor dijo: "No lo se."
Usted no sabe?  Usted es cristiano y no sabe que hay del otro lado?!!!
 
El doctor tomó la perilla de la puerta..... 
 
Del otro lado se sentían como rasguños y gemidos y...cuando se abrió la puerta, un perro entró en el cuarto, saltó sobre el médico y con gran alborozo le lamía lleno de contento
El médico se volvió hacia su paciente y dijo:
"Vió lo que hizo mi perro? ...Él nunca había estado en este cuarto antes.  No sabía que había adentro.
 Sólo sabía que su dueño estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningún temor" 
Yo poco sé de lo que hay del otro lado de la muerte... pero sí se una cosa:
Que mi Dueño estará allí y eso me basta!!!

APARATO LOCOMOTOR (LA ENFERMEDAD COMO CAMINO)




      Cuando hablamos de la postura de una persona, por esta sola palabra no está claro si nos referimos a lo corporal o a lo moral. De todos modos, esta ambivalencia semántica no da lugar a confusión, puesto que la postura exterior es reflejo de la interior. Lo interno siempre se refleja en lo externo. Así hablamos, por ejemplo, de una persona recta, casi siempre sin darnos cuenta que la palabra rectitud describe una postura corporal que ha tenido importancia capital en la Historia de la Humanidad. Un animal no puede ser recto porque todavía no se ha erguido. En tiempos remotos, el ser humano dio el trascendental paso de erguirse y dirigió su mirada hacia arriba, al cielo: así consiguió la oportunidad de convertirse en Dios, y, al mismo tiempo, desafió el peligro de creerse Dios. El peligro y la oportunidad del acto de erguirse se reflejan también en el plano corporal. Las partes blandas del cuerpo, que los cuadrúpedos mantienen bien protegidas, en el hombre están expuestas. Esta falta de protección y mayor vulnerabilidad lleva aparejada la virtud polar de mayor apertura y receptividad. Es la columna vertebral lo que nos permite mantener la postura erguida. Da al ser humano verticalidad, movilidad, equilibrio y flexibilidad. Tiene forma de S doble y actúa por el principio del amortiguador. La polaridad de vértebras duras y discos blandos le da movilidad y flexibilidad.
      Decíamos que la postura interna y la postura externa se corresponden y que esta analogía se expresa en muchas frases hechas: hay personas rectas y derechas y también las hay que se doblegan con facilidad; conocemos a gente rígida e inflexible y a los que se arrastran fácilmente; a más de uno le falta rectitud. Pero también se puede tratar de modificar artificialmente la firmeza externa a fin de simular una firmeza interna. Por eso el padre dice al hijo: «¡Ponte derecho!», o: «¿Es que no puedes erguir la espalda?» Y así se entra en el juego de la hipocresía.
      Después, es el Ejército el que ordena a sus soldados: «¡Firmes!» Aquí la situación se hace grotesca. El soldado tiene que erguir el cuerpo pero interiormente debe doblegarse. Desde siempre, el Ejército se ha empeñado en cultivar la firmeza externa a pesar de que, desde el punto de vista estratégico es, sencillamente, una idiotez. Durante el combate, de nada sirve marcar el paso ni cuadrarse. Se necesita cultivar la firmeza externa únicamente para deshacer la correspondencia natural entre la firmeza interna y la externa. La inestabilidad interna de los soldados aflora en el tiempo libre, después de una victoria y en ocasiones parecidas. Los guerrilleros no tienen esa actitud marcial, pero poseen una identificación interna con su misión. La efectividad aumenta considerablemente con la firmeza interior y disminuye con la simulación de una firmeza artificial. Comparemos la rígida actitud de un soldado que permanece con todas sus articulaciones bien rígidas con la del cow–boy, que nunca sacrificaría su libertad de movimientos bloqueándose las articulaciones. Esa actitud abierta, en la que el individuo se sitúa en su propio centro, la encontramos también en el Tai Chi.
      Toda postura que no refleja la esencia interior de una persona nos parece forzada. Por otra parte, por su postura natural podemos reconocer a una persona. Si la enfermedad obliga al individuo a adoptar una postura determinada que voluntariamente nunca asumiría, tal postura revela una actitud interna que no ha sido vivida, nos indica contra qué se rebela el individuo.
      Al observar a una persona, hemos de distinguir si se identifica con su postura externa o si tiene que adoptar una postura forzada. En el primer caso, la postura refleja su identidad consciente. En el segundo, en la rigidez de la postura se manifiesta una zona de sombra que él no aceptaría voluntariamente. Así, la persona que va por el mundo erguida, con la frente alta, muestra cierta inabordabilidad, orgullo, altivez y rectitud. Esta persona podrá, pues, identificarse perfectamente con todas estas cualidades. Nunca las negaría.
      Algo muy distinto ocurre, por ejemplo, con el mal de Bechterew, con la típica forma de tallo de bambú de la columna vertebral. Aquí se somatiza un egocentrismo no asumido conscientemente por el paciente y una inflexibilidad no reconocida. En el morbus Bechterew, con el tiempo, la columna vertebral se calcifica de arriba abajo, la espalda se pone rígida y la cabeza se inclina hacia delante, ya que la sinuosidad de la columna vertebral en forma de S ha sido eliminada o invertida. El paciente no tendrá más remedio que admitir lo rígido e inflexible que es en realidad. Análoga problemática se expresa con la desviación de la columna: en la giba se manifiesta una humildad no asumida.

Lumbago  y  ciática
      Con la presión, los discos de cartílagos situados entre las vértebras, especialmente los de la zona lumbar, son desplazados lateralmente y comprimen nervios, provocando distintos dolores, como ciática, lumbago, etc. El problema que revela este síntoma es la sobrecarga. Quien toma mucho sobre sus hombros y no se da cuenta de este exceso, siente esta presión en el cuerpo en forma de dolor de espalda. El dolor obliga al individuo a descansar, ya que todo movimiento, toda actividad, causa dolor. Muchos tratan de eliminar esta justa regulación con analgésicos, a fin de proseguir sus habituales actividades sin obstáculos. Pero lo que habría que hacer es aprovechar la oportunidad para reflexionar con calma sobre por qué se ha sobrecargado uno tanto, para que la presión se haya hecho tan grande. Cargar demasiado revela afán de aparentar grandeza y laboriosidad, a fin de compensar con los hechos un sentimiento de inferioridad.
      Detrás de las grandes hazañas, siempre hay inseguridad y complejo de inferioridad. La persona que se ha encontrado a sí misma no tiene que demostrar nada sino que puede limitarse a ser. Pero, detrás de todos los grandes (y pequeños) hechos y gestas de la Historia, siempre hay personas que fueron impulsadas a la grandeza externa por un sentimiento de inferioridad. Con sus actos, estas personas quieren demostrar algo al mundo, aunque en realidad nadie les exige ni espere de ellas tal demostración, excepto el propio sujeto. Siempre se quiere demostrar algo, pero la pregunta es: ¿el qué? Quien se esfuerza mucho debería preguntarse lo antes posible por qué lo hace, a fin de que el desengaño no sea muy grande. La persona que es sincera consigo misma, hallará siempre la misma respuesta: para que me lo reconozcan, para que me quieran. Desde luego, el deseo de amor es la única motivación del esfuerzo que se conoce, pero este intento siempre fracasa, ya que éste no es el camino para alcanzar el objetivo. Porque el amor es gratuito, el amor no se compra. «Te querré si me das un millón», o «Te querré si eres el mejor futbolista del mundo», son frases absurdas. El secreto del amor precisamente es no imponer condiciones. El prototipo del amor lo encontramos, pues, en el amor materno. Objetivamente, un bebé sólo representa para la madre molestias e incomodidades. Pero a la madre no le parece así, porque ella quiere a su bebé. ¿Por qué? No tiene respuesta. Si la tuviera no tendría amor. Todos los seres humanos —consciente o inconscientemente— anhelan este amor puro e incondicional que es sólo mío y que no depende de cosas externas ni grandes hazañas.
      Es complejo de inferioridad creer que la propia persona no pueda ser admitida tal como es. Entonces el individuo trata de hacerse querer, con su destreza, su laboriosidad, su riqueza, su fama, etc. Utiliza estas trivialidades del mundo exterior para congraciarse, pero aunque ahora le quieran, siempre le quedará la duda de si se le quiere «sólo» por su trabajo, su fama, su riqueza, etcétera. Se ha cerrado a sí mismo el camino del verdadero amor. El reconocimiento de unos méritos no satisface el afán que indujo al individuo a esforzarse por adquirirlos. Por ello es conveniente afrontar conscientemente, a su debido tiempo, el sentimiento de inferioridad: el que no quiera reconocerlo y siga imponiéndose grandes esfuerzos sólo conseguirá empequeñecerse físicamente. El aplastamiento de los discos le hace más pequeño y los dolores le obligan a encorvarse. El cuerpo siempre dice la verdad.
      La misión del disco es dar movilidad y elasticidad. Si un disco es pellizcado por una vértebra que ha sido castigada, nuestro cuerpo se agarrota y adoptamos una postura forzada. Análogas manifestaciones observamos en el plano psíquico. Una persona «agarrotada» no tiene flexibilidad: está rígida, paralizada en una actitud forzada. Se libera a los discos aprisionados por medio de la quiropráctica, se extrae a la vértebra de su posición forzada y, por medio de una brusca sacudida o tirón, se le da la posibilidad de recuperar una posición natural (solve et coagula).
      También las almas pueden desbloquearse como una articulación o una vértebra. Hay que darles una sacudida fuerte y brusca para darles la posibilidad de reorientarse y centrarse. Y los que sufren el bloqueo mental temen esta sacudida tanto como los pacientes la mano del quiropráctico. En ambos casos, un fuerte crujido indica el éxito.

28 de mayo CONSTELACIONES EN E.HO.N.



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RESPIRA DESDE LAS PLANTAS DE LOS PIES. enviado por Lidia Petruf

La parte baja del cuerpo es un problema para mucha gente, casi para la mayoría. La parte baja ha muerto porque el sexo ha sido reprimido por siglos.
La gente tiene miedo de moverse por debajo del centro del sexo. Permanecen rígidos, por encima del centro del sexo.
De hecho mucha gente vive en la cabeza y la que es un poco más valiente vive en el torso.
Cuando mucho la gente baja hasta el ombligo, pero no pasa de ahí; la mitad del cuerpo está casi paralizada, y por eso también está paralizada la mitad de su vida.
Entonces muchas cosas se vuelven imposibles porque la parte baja del cuerpo es como las raíces.
Las piernas son las raíces y te conectan con la tierra. Entonces las personas flotan como fantasmas, desconectados de la tierra.
Tienes que regresar a los pies.

Lao-Tzu le decía a sus discípulos: “A menos que empiecen a respirar desde las plantas de los pies, no serán mis discípulos. Respiren desde las plantas de los pies”.
Es perfectamente acertado. Entre más profundices, más profundiza tu respiración.
Es casi verdad que los límites de tu ser son los límites de tu respiración. Cuando el límite se extiende y toca tus pies, cuando tu respiración casi llega a los pies (no sólo en un sentido psicológico sino en un sentido psicológico muy profundo) entonces serás amo de todo tu cuerpo.
Por primera vez serás íntegro, de una pieza. Empieza a sentir más y más con los pies.
A veces simplemente párate en la tierra descalzo y siente la frescura, la suavidad y la calidez. Siente lo que sea que la tierra esté lista para dar en ese momento, y permite que fluya a través de ti. Permite que tu energía fluya hacia la tierra y conéctate con ella.
Si estás conectado con la tierra, lo estás con la vida. Si estás conectado con la tierra, lo estás con tu cuerpo. Si estás conectado con la tierra, te volverás muy perceptivo y centrado, y eso es lo que necesitas.